En medio de una noche que
va a ser muy, muy larga (no sabéis hasta qué punto) ya que mi
cerebro parece haber asumido, a estas alturas, que soy rubia y tiene
que hacer honor a esa condición, decido hacer una pausa para
escribir esta entrada.
El sábado pasado tuve
una boda en Madrid, por la mañana, y dos zarzuelas en Aranda de
Duero, por la tarde. A parte del consecuente agotamiento lógico y esperado, fue un día absolutamente
maravilloso. En la boda, interpreté un solo, el Aleluya del Exultate
Jubilate de Mozart. Cierto es que me lo adjudicaron porque nuestra
estrella estaba enfermita, pero eso no importa, lo que importa es que
confiaron en mí para interpretarlo y al director le gustó. Eso es
lo importante. Interpretar algo de cierta responsabilidad entre tus
compañeros y amigos, todos fantásticos músicos, todos confiando en
ti. Es algo fantástico.
Bien, primera emoción
pasada. Comida con los amigos más viaje en autobús, en el que se
suponía que íbamos a dormir, pero... ¡Demasiada adrenalina! Me
esperaba mi primer papel como actriz, el primero de mi vida.
Interpretaba la Amina en “El dúo de 'La africana'”. Solo puedo
decir que me divertí tanto que casi me costaba concentrarme, que
pese a mi miedo obsesivo por hacer el ridículo, lo único que quería
es que la gente se riera con la italiana loca que interpretaba. Fue
todo maravilloso, todo. El apoyo de mis compañeros, los que son
amigos y los que no. Los ánimos, los halagos, los cumplidos... Y
cuando bajó el telón, después de saludar, casi ni sabía dónde
estaba, hasta que vi a mis compañeros correr hacia mí para
abrazarme y felicitarme. El éxito sin la gente que queremos y que
nos quiere no existe, os lo garantizo. Cada día estoy más segura.
Les he dado las gracias a todos mil veces, pero siempre me parecerá
insuficiente.
Cuando llegué a casa,
histérica y agotada al mismo tiempo, me metí en la cama, pero mi
cabeza no podía parar. En la vorágine de pensamientos que me
asaltaba, me di cuenta de que, aunque siempre había luchado por
esto, no estaba convencida de llegar a conseguirlo, pero el día ha
llegado y estas cosas están pasando, están pasando de verdad. Es
una sensación de lo más extraña ser consciente en tiempo real de
que tus sueños se están cumpliendo... Y todo es gracias a la gente
que decide confiar en ti y la gente que disfruta contigo encima del
escenario y viene a verte, viene a ver cómo entregas todo lo que
tienes sobre las tablas, lo aprecian y valoran.
“Gracias” jamás será
suficiente, jamás, pero es lo único que os puedo dar. Gracias a los
que vinisteis a disfrutar y gracias a los que me habéis hecho
disfrutar a mí. Gracias a vosotros y gracias a Iberlírica. Gracias, sin vosotros, nada de esto es posible.
Tenía un poco abandonado tu blog, porque dejé de cantar hace un año y no tenía ánimos... Ahora vuelvo a espiarte y me encuentro esto. ¡Me has dado una alegría! Enhorabuena, y que a esta sigan muchas noches más igual de maravillosas.
ResponderEliminarMarta
Yo sí que tengo abandonado esto, Marta... Mira cuándo te contesto! Pero no quiero dejar de darte las gracias por tu comentario :)
EliminarCon lo que se avecina, creo que tendré más tiempo para dedicarle... Y habrá mucho que contar! Un abrazo :)